domingo, 31 de enero de 2010

Reconcialiación


Llego tarde a mi casa con frecuencia, más aún los fines de semana, motivo por el cual mis papis con justa razón se enojan conmigo cuando sucede, lo cual me aflige, pero también me da que pensar, reflexionar y de a pocos tal vez, mejorar en ese sentido como persona.

Anoche llegué a casa pasadas las 10:30pm, tenia un examen al día siguiente (el cual fue hoy, al cual asistí y rendí con resultados dentro del promedio) y en el camino venia pensando que para variar no tengo justificación, que me distraje conversando, o caminando, o merodeando o cualquier cosa por el estilo lo cuál me retrasó.

Anoche, a mitad del camino de regreso a casa, mi celular suena, es mi mamá, la cual al contestarle me sorprende al decirme con voz calmada y amable:

-¿Hijo, donde estas?-

-Estoy por llegar mamá, no te preocupes, estoy cerca-

-¿De veras Fabri? (porque así me dice ella: "Fabri", y en general las personas cercanas a mi y que yo considero que me quieren más y me tienen en cuenta) bueno, yo te espero para abrirte la puerta.-

-Gracias mamá, estoy cerca en serio, ya nos vemos y gracias-


No supe porque le agradecí en ese momento, tal vez por tratarme mas amablemente de lo que en ese momento mi irresponsabilidad merecía, pero gracias a eso el resto del camino me la paso relajado y sonriendo.

Al llegar a casa toco el timbre, pues no tengo llave. Mi mamá en bata, me abre la puerta y mitad sonriendo mitad haciendo una mueca de disgusto me dice:

-Vas mejorando hijo, está semana has estado tranquilo y cumpliendo normalmente con tu itinerario, espero sigas así y verás que no tendrás que regresar a casa nervioso, pensando que te iremos a decir tu papi y yo, te quiero mucho-

Me besó y yo la abrasé.

Al poco ratito me dice:

-Bueno, sírvete tu cena y a la cama, perdóname que no te acompañe pero estoy súper cansada, mañana te levanto temprano-

Sonrió con ese comentario y me despido de ella.

Al entrar a la cocina, veo una nota en la mesa que decia "ojalá no llegues tan tarde como para que lo disfrutes"

Una cajita blanca esta al lado de la nota, la cual abro y descubro una mitad de mi postre favorito: "Torta Tres Leches"
Sonrió de nuevo, esa noche, dormí sonriendo.

lunes, 25 de enero de 2010

“¡Hijo, ponte los anteojos!”


Me lo solía decir mi mamá hace algunos años, ella es una mujer a la que yo admiro muchísimo, pues siempre esta al pendiente, por mencionar lo mas importante, de su estresante trabajo de oficina, y de toda mi familia lo cual me incluye particularmente a mi.

“¡¡Me duele la nariz!! ¡¡Me mareo!! o ¡¡No me gustan!!” eran las excusas que solía utilizar cuando me lo recordaba, que era muy a menudo.

Yo debía utilizarlos, pues mi visión no era, (ni es) del todo buena, incluso aún recuerdo que de pequeño mis visitas al oculista eran muy frecuentes. Hasta me llego a gustar la maquinita de medición de la vista.

Ahora, varios años después de todos esos fallidos intentos por corregir mi defectuosa visión, me doy cuenta por mi mismo que debo utilizarlos, que es necesario, así que me dirijo a la sala, donde mis padres conversan, y les digo que quiero ir a medirme la vista, que quiero un par anteojos, que esta vez los utilizare permanentemente, que lamento todas las veces que en vano me los mandaban a hacer, que me disculpen por casi siempre darme cuenta tan tarde de las cosas, que me disculpen por ser tan lento en algunas otras y que está vez estoy seguro de lo que les estoy diciendo con respecto a eso.

Mis papis sonríen, y es mi mamá, que se levanta del mueble, se acerca a mi y cogiendo mi mano me dice: “Ya vez lo necesario, e importante que es hacer caso hijo”

Dicho esto, mi mami, mi papi y yo reímos juntos