lunes, 21 de marzo de 2011

La confianza que Perdí

Facundo está de pie ensimismado, contemplando el jardín principal de su casa desde la ventana de su cuarto al cual le caen palomos heridos que el rescata. Esta triste porque perdió muchas oportunidades, las cuales (el se niega por orgullo a aceptarlo pero sabe que todas) fueron otorgadas por su padre, Joaquín Lizandro Martines Correa, un Coronel del ejército con fama de estricto incorregible y famoso por poseer un carácter y convicciones férreas.
Facundo Martines acaba de cumplir 19 años y ha perdido la confianza de su padre por defraudarlo en más de una oportunidad. Las ganas de trabajar en una máquina del tiempo para echarse a andar dos años hacia atrás lo consumen, pero no puede y no lo hará.
Facundo Martines Montoya sale a caminar para despejar su mente de las cosas que se arrepiente no haber hecho pero se da cuenta que es inútil, pues tuvieron que pasar muchas otras cosas para que por fin el se diera cuenta que si el no esta, las plantas igual crecerán y que así el este en otro lado el tiempo no se detendrá.
Mientras avanza por la calle principal de su urbanización ve como los escolares corretean a la salida de clases, mal diciendo por lo bajo a si mismo y deseando con todas las fuerzas del mundo poder ser uno de ellos, pero no puede y no lo será.
Facundo no es un hijo digno del padre, nació escritor y no una fiera... hijo de su madre! Facundo no quiso nunca ser militar, no se alistaba a los servicios y levantaba dudas. Facundo tiene fama y mucha pinta de raro, pero a todo el mundo le hace ver que eso no es malo. Facundo tiene un algo que le hace distinto, distinto como cada quien es pero nunca visto.
Por casi todo eso, el Coronel considera ahora un inútil al segundo de sus hijos, a Facundo a pesar de ser este el que se lleva -o llevaba- la mayor parte de la atención del Coronel Martines.
Facundo no sabe de que forma recuperar la confianza del padre, pues esta defraudado de su propio hijo. El Coronel no tiene a nadie de quién sentirse orgulloso, aún.
Facundo llora un poco, a veces camina pensando en él, en su padre en la confianza que perdió, en como fue que la perdió y en como la recuperará, si eso es aún posible.
Facundo es distraido, pero tiene buenos sentimientos. Facundo no quiere ser militar, en realidad no se sabe con exactitud lo que quiere, aunque puede el si lo sepa, pero tal vez ya sea demasiado tarde para contarle sus planes al Coronel, pues siente vergüenza de haber defraudado las espectativas de su padre tantas veces.
Facundo vuelve a casa, camina por todos los pasillos, recorre todas las habitaciones insistiendo en su cabeza que de tener una oportunidad más demostraría todo lo que
no demostró en las anteriores veces que las tuvo, que es capaz de hacer sentir orgulloso al Coronel.
Facundo limpia y ordena intentando distraerse, pero la expresión de indiferencia del Coronel en su última conversión -donde un lapidario "hasta aquí nomas"- lo condenó, rebota y se proyecta en el ecrán de su cerebro.
Facundo se encierra en su habitación, se recuesta mirando el techo y cerrando los ojos se imagina rapado, metido en un traje militar de gala blanco, usando correaje y zapatos de charol. Saliendo graduado de la escuela militar, y afuera su padre esperándolo con el auto para llevarlo a celebrar su egreso, dándole un abrazo y vociferando en plena avenida "¡Ese es mi Facundo carajo!", pero eso no sucede y no sucederá.
Facundo también se imagina un Domingo por la mañana, en una ciudad muy lejana a su padre comprando el diario mas importante del país y abriendo la página de política imagina el rostro del Coronel cuando se encuentra con que la columna de esa sección es redactada por nada mas y nada menos que el inútil de Facundito, el maricón que no quiso ser militar y que ahora escribe para ese importantísimo diario desde muy lejos, eso no sucede, pero... ¿porqué no podría suceder? preguntenle a Facundo, que se levanta un día muy temprano y decide recuperar la confianza del Coronel, la confianza que a él mismo se le dio la gana de perder, pero que decide ahora y definitiva mente recuperar.
Este se ducha, se cepilla, se viste, baja a tomar desayuno, y siendo las 7:44am se pone de pie, y camina por el pasillo que separa la cocina de la habitación del Coronel, toca la puerta y escuchando la voz de su padre indicándole que pase, atraviesa el dintel y entra a la habitación.

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